3.11.14

Entre líneas


Por Equis.
Rompo la cáscara que suponen las sábanas,
salto de la cama y aterrizo en asfalto
quiero escapar y leer hasta que le pierda ganas.
Se busca parque donde evadirse con lectura,
oigo el rumor de obras y me siento falto
de reformas en mi vida como mi tortura.

Dejo muy atrás la endamiada estación de servicio
y cruzo el que fue "nuestro parque" a nado.
Sumergirme en lo profundo es un sacrificio,
recuerdos te tragan a sus mordaces fauces...
Naufrago hasta orilla aún empapado,
huyo del canto de sirena hablando a voces.

Ramas por techo y ahí a lo lejos mi destino.
La luz da en mis ojos como ataque.
Veo un acueducto de piedra, el monte y pinos,
con tallos verdes a ras de sueño como lona.
Y es allá donde se lee hasta que
tiempo difumina horizontes con Cárcelona.

¿Mas cual es el diagnóstico de esta necesidad?
¿Querer saber? ¿El querer vivir?
¿La insuficiencia que me supone la realidad?
Concluyo que es inútil toda mi protesta,
mi arte menor no va a servir
nunca para hallar a mis ansias las respuestas

¿Qué más dará que la vida dé tedio?
Si yo sé que leer,
cada ocho horas,
es el remedio.

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Leer, cada ocho horas, es el remedio

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